El crecimiento verde en la OCDE: hay avances, pero demasiado lentos

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El crecimiento verde sigue adelante en los países de la OCDE, pero el progreso aún es lento. Así lo atestigua el último informe de la institución, Green Growth Indicators 2017, que asegura que la transición energética hacia las energías renovables en todo el planeta va a un ritmo menor del deseable. “Existen signos de avance en materia de medioambiente”, reconoció el director de Medio Ambiente de la OCDE; Simon Upton, en la presentación del documento, pero incidió en que se necesita que los esfuerzos “se realicen por igual en todos los ámbitos”.

Entre las buenas noticias que nos trae el trabajo de la OCDE, destaca que la eficiencia en el uso de recursos naturales ha mejorado. “Los países generan mucho más valor económico por unidad de recurso material que en los 2000”, asegura el informe. Incide especialmente en la productividad del carbono (PIB por unidad de CO2 emitido), una ratio que ha mejorado en la mitad de países del grupo. En estos países, el crecimiento económico no implica, necesariamente, un aumento en las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

El texto también se hace eco de las mejoras registradas en la OCDE en cuanto a fiscalidad ambiental, servicios medioambientales y gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) relacionado con los retos verdes que debemos abordar, aunque advierte: “Se necesitan incentivos a largo plazo para dirigir más eficazmente la innovación hacia los objetivos ambientales”. El informe destaca los avances de países como Dinamarca, Luxemburgo, Islandia, Noruega y Países Bajos. En este gráfico se puede comprobar cuáles son los puntos fuertes de cada país en crecimiento verde.

Las malas noticias se pueden resumir con una frase del informe: La presión sobre el medioambiente sigue muy alta. La calidad del aire sigue siendo “el único y gran riesgo medioambiental para la salud a lo largo y ancho del mundo”, la biodiversidad sigue muy amenazada –ecosistemas degradados, espacios de pesca saturados, especies animales en serio peligro-; y, con respecto a la transición energética, la organización insiste en que aún hay mucho por hacer: las emisiones de CO2 no dejan de crecer, los combustibles fósiles dominan el ‘mix’ energético y las renovables aún no ocupan un papel predominante.

En ese mismo apartado, el documento del organismo de cooperación internacional menciona la economía circular, criticando que aún “muchos materiales valiosos son tratados como basura”. Posteriormente, alaba el esfuerzo de nuestro país como un ejemplo de decrecimiento de la generación municipal de basura. Ha bajado en un 20% la cantidad de desechos que generamos por cabeza, según este apartado del trabajo.

La economía circular es base de la eficiencia en el consumo de recursos, clave para la sostenibilidad de nuestra sociedad, de nuestro sistema, de nuestro modo de vida. Conocemos como economía circular aquella que optimiza los stocks y flujos de materiales, energía y residuos desde la perspectiva de la eficiencia del uso de los recursos de un producto. Bajo este paradigma, todo lo que actualmente conocemos como residuo debería convertirse en nueva materia prima, con una tasa residual de desechos. Es una de las patas del crecimiento verde, y celebramos ese primer paso de la reducción en la tasa de basuras que señala la OCDE. Pero es evidente que queda mucho por hacer.

El informe dista mucho de ser apocalíptico, y señala mejoras en muchos aspectos, pero evidencia que queda un largo camino por recorrer y que las políticas no son aún lo suficientemente consistentes como para pensar que vamos a atajar en la carrera. Es por ello que desde el Grupo Español para el Crecimiento Verde apoyamos un enfoque ambicioso en el desarrollo de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que debe establecer las bases de un cambio normativo que aporte estabilidad y certidumbre a las inversiones necesarias, así como fijar una fiscalidad ambiental basada en el principio “quien contamina paga”, apoyar sin fisuras la descarbonización y abordar la electrificación del transporte, entre otras medidas. Solo así España podrá ocupar, en el próximo informe de la OCDE, un lugar preeminente en cuanto a crecimiento verde se trata.