¿La transición energética? Difícil, sí, pero realizable

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La descarbonización y la transición energética hacia un modelo más sostenible, donde podamos crecer sin comprometer nuestro futuro, son dos conceptos cuya aplicación es urgente. Lo dicen las administraciones públicas, lo dice la sociedad civil, lo dicen expertos y científicos de toda procedencia y cuño… y lo dicen también las empresas, a las cuales representamos. Pero, siendo realistas, no se trata de apretar un botón: se trata de aunar esfuerzos, debatir, luchar y, en consecuencia, actuar lo más rápidamente posible y con el rigor necesario para tomar decisiones a largo plazo.

Esta semana nos han llamado mucho la atención las declaraciones del comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete. Reconoce que la transición energética en Europa no va a ser un camino de rosas: se va a encontrar con numerosos obstáculos. El dirigente reconocía varias dificultades para que la Unión Europea, como pretende, dirija este proceso, tal y como recoge este artículo de Cinco Días:

-El contexto político adverso. Las negociaciones del ‘brexit’ amenazan con traer la inestabilidad al club comunitario. El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un negacionista convencido del cambio climático y planea quitar recursos a la lucha contra el cambio climático en su país. Además, en Alemania y en Francia se celebrarán elecciones próximamente, y la incertidumbre se cierne sobre el futuro de los planes energéticos de estos países.

-Las distintas normativas nacionales hacen difícil un acuerdo. Además, explica el artículo, “no todas las metas son obligatorias –en referencia a lo acordado en París y en las distintas directivas referentes a la economía verde de la UE– y las tecnologías verdes no están aún completamente incorporadas en el sistema productivo”.

El Paquete de Invierno propuesto por la Comisión Europea está alineado con el objetivo de reducir un 40% en 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero y con los objetivos de eficiencia energética y de energías renovables para ese mismo periodo. Para cumplir con dichos objetivos europeos, las empresas que conformamos el Grupo Español para el Crecimiento Verde proponemos varios pasos a seguir, a nuestro juicio, imprescindibles para llevar a cabo una transición energética en nuestro país equilibrada, justa y garante de futuro. Sabiendo que el proceso es una cuestión compleja pues requiere tener en cuenta muchos elementos tales como competitividad, seguridad energética, objetivos de reducción de emisiones, vulnerabilidad de determinados sectores o industrias…

En primer lugar, hay que realizar un diagnóstico riguroso sobre el punto de partida del país en cuanto a consumo y producción de energía, procesos de transformación y emisiones energéticas asociadas a cada sector de la economía. De este diagnóstico surgirán debilidades y fortalezas, que habrá que entender bien para fijar las prioridades. Una vez abordado el paso anterior hay que marcarse objetivos de corto, medio y largo plazo alineados con los objetivos climáticos del Acuerdo de París, teniendo en cuenta los riesgos y las oportunidades. Por último, aunque no necesariamente en este orden, todo el proceso debe estar respaldado por un amplio consenso político y una elevada participación pública. Ello permitirá dotar de estabilidad a la estrategia de desarrollada y aumentar la confianza de los inversores que son, en definitiva, aquellos que tendrán que poner en marcha las inversiones necesarias para materializar los escenarios energéticos y de emisiones.

El diagnóstico sobre el punto de partida en Europa pone de manifiesto importantes retos. Europa sigue dependiendo demasiado de los combustibles fósiles para cubrir sus necesidades energéticas a pesar de la reducción de su peso en el mix. Según ha publicado recientemente Eurostat, el 73% del consumo de energía de la UE 28 en 2015 se ha cubierto con recursos fósiles (representaban el 83% en 1990).

Desde el GECV, estamos convencidos de que la transición energética es necesaria y urgente; creemos que ofrece oportunidades de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, de crecimiento y empleo; y nos ponemos a disposición del Gobierno para participar activamente en el proceso con una propuesta constructiva y positiva.