El Grupo Español para el Crecimiento Verde ha organizado esta mañana junto a la Iniciativa Española Empresa y Biodiversidad (IEEB) el webinar “Preservar y restaurar la biodiversidad como oportunidad económica: una perspectiva empresarial”, en el que se ha manifestado la importancia de conservar y restaurar la biodiversidad para la economía europea, así como las grandes oportunidades que pueden surgir para las empresas que deciden apostar por la naturaleza e invertir en ella. En el encuentro han intervenido Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente, Humberto Delgado, director de Biodiversidad de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, y representantes de seis entidades destacadas comprometidas con el medioambiente, la sostenibilidad y la resiliencia de la economía a través de la recuperación de la naturaleza. Los participantes han expuesto desde la perspectiva económica la imperante necesidad de seguir un marco de trabajo definido que permita desbloquear las finanzas y dar pasos firmes hacia un nuevo modelo de producción.
Hugo Morán inauguró el evento haciendo referencia al Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica, destacando la importancia de favorecer estos espacios de reflexión en los que se pueden crear estrategias que permitan pasar a una aplicación efectiva de los acuerdos. La crisis climática y de biodiversidad acarrea consecuencias negativas para todos los sectores de la sociedad, y el ecosistema de las finanzas y de los sistemas productivos a nivel global no se quedan al margen. En este sentido, afirmó que las empresas no pueden desvincularse de su compromiso con la naturaleza, no solo por un motivo de corresponsabilidad social, sino también como parte la estrategia de sostenibilidad de la propia empresa, porque “no es viable ninguna capacidad de desarrollo y creación de capital económico que previamente no se sustente sobre la garantía de la preservación del capital natural. El capital natural es la base para el desarrollo del capital económico”. El secretario terminó su intervención señalando que “cualquier avance que consigamos en este sentido aportará bienestar social, salud global, prosperidad económica y, evidentemente, generación de empleo”.
David Álvarez, co-coordinador del Grupo de Trabajo de Capital Natural para el Grupo Español Crecimiento Verde, destacó que “invertir en resiliencia es invertir en oportunidades de futuro e invertir en naturaleza es rentable para el sector”. También señaló que el Marco Mundial de la Diversidad Biológica ha permitido “tener unos objetivos, un sistema de medición, y un sistema de inversión claros y definidos para los próximos años”, factores clave que el sector empresarial necesita “para dar los próximos pasos e incorporar la naturaleza como un elemento más en nuestros procesos de toma de decisiones”. En nombre del GECV solicitó, primero, “políticas claras que guíen a la economía en esta dirección, como ya se está haciendo desde la Comisión Europea para aplicar el Marco Global de la Biodiversidad”; y, en segundo lugar, “generar alianzas entre todos los actores implicados en buscar la solución”.
La situación a la que nos enfrentamos plantea grandes riesgos para los modelos de negocio y la cadena de suministros, tal y como expuso la directora de Corporate Leaders Group Europe, Ursula Woodburn: “Los riesgos asociados a la naturaleza no solamente están asociados a la biodiversidad, sino que todos ellos podrían tener también implicaciones macroeconómicas fundamentales para la estabilidad financiera” y añade que “no conseguiremos nuestros objetivos climáticos sin invertir en el futuro de la naturaleza”. Dentro de los beneficios que están percibiendo las empresas al invertir en naturaleza, destacó la mejora de la resiliencia ante el cambio climático, el desarrollo de nuevas colaboraciones y la reducción de los riesgos y los costes de los daños. Desde Corporate Leaders Group Europe esperan “claridad legislativa y marcos de trabajo a largo plazo, basados en la declaración de la COP15, para crear un marco de trabajo político que puedan utilizar las empresas para restaurar la naturaleza”.
Por su parte, Heather Grabbe, investigador en Bruegel, también hizo hincapié en la necesidad de contar con un marco de trabajo estable a largo plazo, con el objetivo principal de desbloquear las finanzas y poder desarrollar una firmeza en el negocio. Para ello, estableció como prioridad desarrollar un sistema de métricas que facilite la monitorización de los efectos “invisibles” de la pérdida de biodiversidad. “Además del enfoque de riesgos debemos añadir el enfoque del valor y centrarnos en el impacto de la biodiversidad en todas las fases de la cadena”, propuso. También resaltó la interconexión entre la naturaleza, las necesidades humanas y la actividad económica, ya que “no hay futuro para la economía si no mejoramos la restauración de la naturaleza”.
Ariel Brunner, director de Birdlife Europa y Asia Central, quiso recalcar la imposibilidad de conseguir objetivos como el Net Zero si los ecosistemas no gozan de buena salud, una condición que no puede darse sin especies y hábitats saludables. Mediante medidas que tengan en cuenta estos componentes, la sociedad podrá “abordar esta crisis para crear nuevas oportunidades de trabajo y de inversión”. Además, habló de la agenda de restauración de la Unión Europea de los últimos años como una narrativa “muy positiva que nos da un trabajo por hacer”, porque no se limita a mantener la economía “fuera de ciertos lugares donde va a dañar la biodiversidad, sino que se centra en recuperar la biodiversidad que hemos perdido”, para lo que debemos “movilizar la creatividad y el capital de la tecnología para que impacten de forma positiva en la naturaleza”. Concluyó enumerando las necesidades actuales del sector: una colaboración real entre los negocios, la sociedad civil, y los gobiernos; un marco legal robusto y una métrica; proyectos sólidos donde canalizar el capital y sistemas de inversiones benignas; y ofrecer lugares para una transición justa en los sectores que son responsables de la destrucción de la biodiversidad.
Tras esta intervención llegó el turno de Simon Zayek, director ejecutivo de Nature Finance, que puso el foco en la inversión en la naturaleza como una oportunidad, y matizó: “nuestra tarea no es invertir en naturaleza, sino invertir en una economía global que sea positiva para la naturaleza” y apuntó que estas apuestas se llevan a cabo cuando hay una tecnología detrás que las sustenta. En este sentido, reflexionó sobre la estructura de tecnologías complejas que se está creando y que “puede proporcionar distintos sistemas de producción de tal manera que consigamos que esta tecnología compense nuestra falta de eficacia en el resto de objetivos” y añadió: “los inversores están muy interesados porque no tienen que pensar cómo invertir en árboles, sino en tecnología a gran escala”.
Para finalizar, tomó la palabra la directora de la Fundación Biodiversidad, Elena Pita, y dio cierre a este encuentro haciendo énfasis en la necesaria acción y cooperación de todos los actores de la sociedad, incluyendo al sector privado, pues “la necesidad de financiación es enorme y el sector público no puede avanzar en solitario en estas metas tan ambiciosas. Este contexto de crisis climática y de pérdida de biodiversidad en el que nos encontramos requiere un cambio de paradigma y un nuevo modelo de producción y consumo, con importantes inversiones públicas y privadas”. Recogiendo lo dicho en las intervenciones anteriores, subrayó “la necesidad de medir impactos y dependencias, establecer objetivos cuantificados y tener clara cuál es esa hoja de ruta. Existen muchos riesgos, pero también muchas oportunidades que hay que poner en valor”. Y concluyó: “este cambio es posible y no nos merecemos menos”.