«Las empresas que no se muevan hacia un modelo sostenible se quedarán fuera»

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Adoptar la sostenibilidad como parte de la estrategia de las empresas es vital para asegurar su permanencia a largo plazo, fortalecer su imagen y cumplir con los requisitos regulatorios, según se puso de manifiesto en la mesa redonda Estrategias de sostenibilidad: cómo crear valor y mitigar riesgos’, organizada por El Confidencial en colaboración con Mazars.

Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles, promover un crecimiento económico que respete el medioambiente o adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos son algunos de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas que ya marcan la hoja de ruta de las empresas y gobiernos. Estos objetivos obligan a generar alianzas y redes para construir sociedades sostenibles. Los retos en materia de desarrollo ya no son solo responsabilidad de los Estados, sino también de las empresas, que los están incorporando en sus planes estratégicos. De hecho, la Organización de Naciones Unidas ha reconocido la fuerza transformadora de las empresas de todos los sectores productivos y de todas las organizaciones, sin importar el tamaño.

De los retos a los que se enfrentan actualmente las compañías españolas y de las estrategias a seguir para llevarlos a cabo hablaron los asistentes a la mesa redonda organizada por El Confidencial, en colaboración con Mazars, ‘Estrategias de sostenibilidad: cómo crear valor y mitigar riesgos’. A ella acudieron Óscar Herranz, socio de Mazars; Catherine Cummings, directora de Relaciones Institucionales y RSC de Sanitas; Antonio Urdiales, director de Medio Ambiente de Grupo Cosentino; Lucas Bobes, director de Sostenibilidad de Amadeus; Andrés Rodríguez, gerente de Sostenibilidad de Ence, y Mª Luz Castilla, miembro fundador del Grupo Español de Crecimiento Verde.

Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, ha puesto en valor el sector privado y su capacidad para contribuir al cumplimiento de los ODS. Si bien introducirlos dentro de la estrategia de negocio es voluntario, tal y como advirtió Óscar Herranz, las empresas que no se suban al carro se quedarán rezagadas. “Todas las empresas deben dirigir su estrategia de sostenibilidad al objetivo global, y en este sentido los ODS muestran un marco común para que nos ajustemos y contribuyamos a la creación de una sociedad sostenible”, añadió Catherine Cummings. La directora de Relaciones Institucionales y RSC de Sanitas insistió en que las empresas deben abrazar los objetivos aunque aparentemente no tengan que ver con su ‘core’ de negocio; tarde o temprano, van a acabar relacionados.

Cummings ejemplificó esta creencia con el objetivo de lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, uno de los objetivos marcados por Naciones Unidas. “Cuando desde Sanitas prestamos atención a la movilidad de las ciudades y a la disminución de su contaminación, estamos influyendo directamente en la salud de las personas, porque se ha demostrado que en los picos de contaminación hay más ingresos por problemas respiratorios y más fallecimientos”, apuntó. Además, recordó que más de la mitad del gasto en salud viene derivada de enfermedades relacionadas con el estilo de vida. “Mientras medio mundo se muere de hambre, el otro lo hace por obesidad”, manifestó.

En esta línea, Mª Luz Castilla, desde el Grupo Crecimiento Verde, hizo hincapié en esas directrices marcadas por los ODS. “Es inevitable que esos objetivos nos marquen la agenda. A la hora de crear un plan de sostenibilidad empresarial, inevitablemente debemos prestar atención al medio ambiente, a los empleados, a la sociedad, a la diversidad… Muchas empresas están viendo en ellos un valor y la oportunidad de anticiparse”, afirmó.

La innovación, pilar fundamental

Ser sostenibles implica tener un equilibrio entre el ámbito económico, social y ambiental de la empresa. “Para lograr este equilibrio, el área de innovación es imprescindible y la realidad es que hoy todavía está subestimada a la hora de pensar en lo que puede ofrecer a la sostenibilidad”, lamentó Lucas Bobes. El directivo de Amadeus considera que la innovación debe estar presente tanto en los objetivos a corto plazo como a largo plazo y que precisa de la colaboración de todos los sectores. A corto, para poner en marcha nuevos modelos que hagan que las mismas cosas resulten más sostenibles. Y a largo, porque “hay soluciones que pueden ser difíciles de concebir actualmente pero que resolverán problemas que ahora son cruciales”.

En este sentido, el socio de Mazars mostró cómo el Blockchain, incluido en las cadenas de trazabilidad, ya está apoyando la seguridad alimentaria, o cómo los modelos predictivos pueden anticiparse a las catástrofes naturales. “Todavía no son palpables en muchos sectores, porque no se les está dando importancia, pero, sin duda, el futuro está en la innovación”, afirmó Herranz. “Cuando la innovación está en tu ADN, se vuelve un pilar básico en tu manera de operar, pero el problema muchas veces viene por parte de la regulación”, apuntó Antonio Urdiales.

El directivo de Cosentino criticó que muchas veces la legislación no tiene en cuenta la innovación, impidiendo que las empresas puedan avanzar en este terreno y parando proyectos a favor de la cadena de valor de la sostenibilidad. «Los criterios no están unificados, eso hace que no haya estabilidad», afirmó Urdiales. Idea que reforzó Andrés Rodríguez, desde Ence: “La regulación tiene que ayudar, y para ello debe presentar un marco regulatorio estable y homogéneo”.

Respecto a este asunto, el directivo de Ence reconoció que la entrada en vigor de la Ley 11/2018 sobre divulgación de información no financiera y diversidad ha supuesto una herramienta muy potente para empujar ciertos temas. Esta información que ahora deben publicar las empresas tiene que ver con cuestiones medioambientales y sociales, pero también con su personal o con los derechos humanos. Son todos aquellos datos que permitan entender la evolución y la situación actual de la compañía. Herranz puso de relevancia que Europa está liderando a nivel mundial una regulación que cada vez va a ir a más y que obliga a las compañías a cambiar sus modelos de negocio o sus procesos. “Y, en concreto, en España está siendo más ambiciosa que en otros países. O te mueves hacia un modelo sostenible o estás fuera, y volver a ocupar tu sitio cuando estás fuera es muy complicado”, avisó Herranz.

Los asistentes mostraron, no obstante, su preocupación respecto a esta ley sobre divulgación de información no financiera y diversidad, por entender que “deja bastante margen a la interpretación”, tal y como afirmó Lucas Bobes, de Amadeus. «Y esta falta de información supone un doble esfuerzo para todos, pero aún más para las pequeñas empresas», precisó Andrés Rodríguez.

Por eso, todos estuvieron de acuerdo en que las empresas deben adelantarse a la regulación escuchando de manera activa a los grupos de interés, porque aunque la regulación marca las pautas para operar, esas pautas no son necesarias para conseguir la ‘licencia social’, que es más estricta. Herranz puso el ejemplo: sin haber regulación al respecto, los grupos de interés han pedido retirar los plásticos. «Si se mantiene una escucha activa, se pueden anticipar riesgos y adaptarse a ellos».

Cummings volvió a recurrir a los grupos de interés para explicar por qué “a los inversores y a los consumidores les da igual lo que diga el Gobierno, tienen más ética, están más comprometidos, y si las empresas están en contacto con ellos cuando les llega la regulación, los cambios ya estarán acometidos”. A su vez, Mª Luz Castilla reconoció que si hasta ahora el consumidor no ha sido un gran jugador, ahora está dispuesto incluso a pagar más por cambiar de marca si esta es más sostenible. “A los consumidores no les importa la regulación, les importa que el aire sea más limpio y que los productos sean más sostenibles”, aseguró.

Por este motivo, y por la preocupación también de los inversores, se ha abierto una ventana de financiación adicional. “Los bonos azules, verdes, los bonos ODS… Los mercados de capitales dejan dinero a empresas que van hacia la sostenibilidad tanto en el ámbito privado como en el público”, expuso Castilla, y se mostró esperanzada de que este momento dulce para la inversión sostenible, motivado por el examen diario que realiza el mercado, ayude a las administraciones a ir por otro camino.

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