Mariluz Castilla traslada la visión del GECV a los Directores Generales de Biodiversidad europeos

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El pasado 21 de septiembre Mariluz Castilla, secretaria técnica en representación del Grupo Español para el Crecimiento Verde, participó en la reunión de los Directores Generales de Biodiversidad y Naturaleza Europeos con motivo de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, que tuvo lugar en Valsaín, Segovia.

En su intervención, Castilla trasladó a los presentes las conclusiones extraídas en el reciente webinar que se celebró el pasado día 12 y organizado por la Iniciativa Empresa y Biodiversidad (IEEB) y el GECV, y titulado “Preservar la biodiversidad como oportunidad económica: una perspectiva empresarial”.

Las principales ideas que surgieron en el seminario se sintetizan, como indicó la secretaria técnica del GECV en:

  • Estamos ante una crisis de biodiversidad sin precedentes. Sus implicaciones son de largo alcance y afectando a nuestra seguridad sanitaria, alimentaria e hídrica. También plantea riesgos para la economía y la sociedad. Citó además el Informe de Riesgos Globales 2023 del Foro Económico Mundial, que señala este factor como uno de los mayores riesgos globales en los próximos 10 años, y la advertencia desde el Centro de Resiliencia de Estocolmo de que 6 de los 9 límites planetarios que definen el espacio operativo seguro de la humanidad ya han sido transgredidos.
  • La naturaleza y la biodiversidad han de ser pilares de una economía sostenible. Tanto las empresas como el sector financiero son conscientes de que continuar dañando la naturaleza tendrá consecuencias irreversibles para todos. Más de la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza, y las empresas no pueden tener éxito en un mundo que está fracasando, y un crecimiento económico justo e inclusivo sólo puede ser posible cuando el capital natural está en buenas condiciones. Para que esta idea cuaje, es imprescindible no hablar sólo de los riesgos que esta situación entraña, sino también de las oportunidades que ofrece a nivel de inversión y posibles nuevos negocios.
  • La colaboración entre todas las partes es clave. Es necesario que gobiernos, empresas, ONGs y ciudadanos trabajen juntos, con compromiso para impulsar los cambios que apoyen una economía sostenible y de impacto positivo para la naturaleza. Ahí entra como referente el Marco Mundial de Biodiversidad y su implementación, a lo que se está contribuyendo desde España para involucrar al sector empresarial con, por ejemplo, la colaboración entre el MITECO a través de la Fundación Biodiversidad y su iniciativa IEEB con el Grupo Español para el Crecimiento Verde.
  • Es necesario clarificar políticas orientadas a la transición verde. Necesitamos normas que ayuden a las empresas a ser ecológicas, que sean estables y duraderas en el tiempo. Un marco regulatorio a largo plazo que desbloquee la financiación y brinde a las empresas la certeza necesaria para que puedan planificar e invertir en estos proyectos. Acuerdos como el Kunming-Montreal, y de manera específica el Objetivo 15, desempeñan un papel fundamental en la integración de la biodiversidad en los procesos de toma de decisiones a este respecto.
  • Hay que establecer métricas de biodiversidad estandarizadas, tanto desde la perspectiva de riesgo como la de valor. El axioma de “si no puedes medirlo, no puedes gestionarlo” cobra una importancia capital en este punto, y es que es crucial tener formas claras de comprobar si las medidas que se implementen están ayudando o perjudicando. Por ello hay que reclamar y construir métricas armonizadas, comparables y alineadas con los objetivos globales, así como científicamente sólidas.

En conclusión, esta crisis de biodiversidad exige nuestra atención inmediata. La naturaleza es un aliado en la construcción de una economía europea sólida y fuerte, y tenemos que concienciar de que su protección no es solo lo correcto, sino una medida inteligente desde el punto de vista operativo y financiero. Es un camino hacia un futuro próspero y resiliente.