En el marco de la jornada Sustainability Day 2023, celebrada el pasado 25 de octubre, se organizó el foro “Sustainable Investment & Green Growth”. Por parte del Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV) participaron Miguel Muñoz, responsable de Cambio Climático, y Toni Ballabriga, Global Head of Responsible Business de BBVA y miembro de la Junta Directiva del Grupo. La mesa la completaron Belén Flor, responsable de financiación sostenible de ING, y Marisa Aguilar Villa, directora general de Allianz Global Investors en España y Portugal; con Eva Galli, responsable de COMPROMISO RSE, como moderadora. El debate permitió compartir las perspectivas sobre el presente y el futuro de un crecimiento económico, industrial y empresarial basado en la sostenibilidad a través de la financiación e inversión sostenibles.
Durante el encuentro se abordaron temas como la evolución de las inversiones en energías renovables, las demandas empresariales para la captación de capital, los obstáculos y oportunidades que presenta la regulación para el sector industrial, el potencial de España como polo renovable, la colaboración público-privada necesaria para explotar dicho potencial y la necesidad de crear alianzas internacionales y multiagente para desarrollar exitosamente esta nueva economía.
Como apertura de la discusión, Marisa Aguilar Villa dibujó un panorama global con trazos seguros: «A nivel global vemos esto como una tendencia imparable que está aquí para quedarse.» Europa lidera este viaje hacia la sostenibilidad, representando el 85% de toda la inversión sostenible a nivel internacional. A pesar de los vaivenes del mercado de inversión, impulsados por factores externos, los flujos en fondos sostenibles se mantienen positivos. Todos los participantes coincidieron en esta postura. Por su parte, Belén Flor esbozó un retrato de la evolución del mercado: «La tendencia va claramente enfocada a liderar y a continuar con este proceso.» Expuso los datos del Observatorio Español de Financiación Sostenible y señaló que en 2022 el volumen de préstamos sostenibles superó por primera vez al de bonos sostenibles debido en gran medida a la coyuntura actual.
Miguel Muñoz aportó una visión complementaria sobre la situación y se adentró en la demanda empresarial, acorde con el argumentario del GECV. De cara a los objetivos planteados para 2030 de triplicar las inversiones de energías renovables y duplicar la mejora de eficiencia energética anual, señaló las cuantiosas inversiones que se llevan a cabo en todo el sistema energético: “Necesitaremos plantas renovables, eólicas, solares; necesitaremos redes digitalizadas e inteligentes; necesitaremos usos térmicos más eficientes, bombas de calor en los edificios y en las industrias. Existe todo un proceso de transformación de la economía que va a plantear una demanda para esa financiación. Hay una brecha de inversiones que habrá que cubrir para alcanzar los objetivos”.
En lo referente a la regulación, desde el foro se profundizó en los matices de sus luces y sombras. Aguilar Villa cuestionó el carácter restrictivo de la misma, enfocada en evitar el greenwashing sin proporcionar una guía clara sobre cómo lograr la sostenibilidad. Ballabriga planteó la regulación como una herramienta para el cambio, siempre que las políticas económicas e industriales lo permitan y se trabaje en agilizar los procesos. Entretanto, Belén Flor abogó por una regulación flexible y eficiente que proporcione incentivos adecuados para la innovación y puntualizó que debía ser inclusiva y considerar el impacto social.
En este punto, Muñoz planteó una necesidad: “La regulación tiene que ser un marco habilitador de todo este proceso de inversión, desarrollo industrial y creación de valor”; e introdujo las alianzas en la conversación: “Hay que promover alianzas empresariales, alianzas multiagente, alianzas público-privadas…Las alianzas van a ser un factor clave para aprovechar este potencial industrial”. En este sentido, Aguilar Villa destacó el papel fundamental que juega el sector privado en el proceso de cambio: “La colaboración público-privada con las multinacionales y con los bancos de desarrollo permite hacer un derisking de esas inversiones”, y fijó en esta alianza la posibilidad de estimular un verdadero despliegue del potencial industrial español.
La regulación tiene que ser un marco habilitador de todo este proceso de inversión, de desarrollo industrial, de creación de valor.
En relación a la dependencia energética y la transición ecológica, los expertos subrayaron que España posee el potencial de convertirse en un faro de inversión en crecimiento verde. Para Ballabriga, “España es una oportunidad enorme para capturar más participación en esta nueva economía que se está creando. Hay que reafirmar los actores económicos, las empresas líderes en el mundo de ciertos sectores, que están capturando esta oportunidad para España”. A lo que Muñoz añadió, por un lado, el importante capital humano y tecnológico de nuestro país, esencial para la creación de un posible hub industrial; y, por otro, la necesidad de abrir la conversación a todos los sectores y considerar la aceptación social de estos procesos como un elemento más en la ecuación.
A nivel internacional, en la antesala de la COP de Dubái, se vislumbró dicho encuentro como posible “catalizador de la acción política, de cara a la próxima revisión de objetivos”, en palabras de Muñoz. Asimismo, se hizo énfasis en la importancia de un enfoque inclusivo con alianzas internacionales y una voluntad política activa para superar los retos que se plantean y lograr avances significativos.
En definitiva, la mesa redonda situó la inversión sostenible como una tendencia inquebrantable, y a España como un faro de esperanza. La colaboración entre el sector público y privado, la regulación efectiva y la voluntad política se establecieron como las principales claves para alcanzar la meta.