Entrevista a Valentín Alfaya, presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde; director de Prevención, Calidad y Medio Ambiente de Ferrovial y miembro de la Junta Directiva de ENAC desde 2009, publicada en la Memoria 2018 de ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). En ella, Alfaya analiza los objetivos que persigue el grupo de empresas que preside en el fomento de la colaboración público-privada para avanzar en los retos medioambientales y el papel que ENAC y la acreditación deben jugar en este desafío.
La protección de la biodiversidad, las mejoras de la calidad del agua, el aire y el suelo, la reducción de los gases de efecto invernadero vinculada al cambio climático o el desarrollo de tecnologías limpias representan un gran desafío si queremos dar respuesta al reto de desarrollo sostenible. Las economías que lideren este proceso de transformación serán las primeras en aprovechar las oportunidades que el crecimiento verde empieza ya a ofrecer.
La economía española dispone de importantes fortalezas para dar este salto. Pero, para ello, es necesaria la colaboración de las empresas con las Administraciones Públicas y el compromiso de la sociedad civil. Bajo estos principios nació el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECV), formado por cerca de 50 empresas de diversos tamaños y perfiles, que suman un volumen de facturación de más de la mitad del que ostentan las empresas del Ibex 35 en su conjunto. Asimismo, en el GECV hay una creciente representación de PYMEs innovadoras.
Empresas, Administración y sociedad están cada vez más concienciadas y comprometidas con la transición hacia una economía circular. Desde el Grupo Español para el Crecimiento Verde ¿Cómo se trabaja para apoyar esta transición?
Nuestra asociación integra a un conjunto de grandes empresas, pero también medianas y pequeñas, que han adoptado un enfoque ambicioso a la hora de abordar los retos medioambientales, el cual constituye una oportunidad para nuestro país. En definitiva, representamos a aquellos que están dispuestos a invertir en soluciones para los grandes retos ambientales que enfrentamos a escala global y, sin duda, uno de ellos es el cambio del modelo hacia la economía circular. De hecho, uno de nuestros grupos de trabajo más activos está enfocado en los distintos aspectos de este reto, proponiendo soluciones para una legislación más inteligente, que atraiga la inversión privada y promueva los desarrollos tecnológicos que necesitamos.
¿Cuáles considera que deberían ser los siguientes pasos en las políticas públicas para implantar un modelo de desarrollo sostenible?
Desde nuestro Grupo hicimos pública una propuesta, que llamamos “manifiesto por la transición energética”, que contemplaba una serie de medidas muy concretas que entendemos debería abordar el nuevo marco legal. De entre ellas, yo destacaría la necesidad de objetivos de reducción de emisiones a medio y largo plazo que impliquen a todos los sectores de la economía, no solo al energético o a la industria intensiva. Asimismo, se requiere la revisión profunda de la fiscalidad, aplicando el principio “quien contamina, paga” (y “quien descontamina, desgrava”).
Otro aspecto que nos preocupa especialmente es la permanencia de las políticas en el tiempo, trascendiendo los períodos electorales y los gobiernos de uno u otro signo. Las inversiones en el proceso de transición energética son intensivas en capital y con plazos de amortización no precisamente cortos; el proceso necesita una fuerte inversión privada, y ésta requiere seguridad jurídica a largo plazo. Por eso proponemos que se constituya una “autoridad independiente”, encargada de monitorizar el modelo energético y el proceso de transición hacia una economía baja en carbono, de forma consistente y continua en el tiempo.
“En el proceso de transición hacia una economía circular, cobra especial relevancia la existencia de entidades que generen la confianza suficiente para atraer las inversiones y orientar a los usuarios y consumidores en su toma de decisiones”
Ecodiseño, producción ecológica de alimentos, reutilización del agua, eficiencia energética… El camino hacia una economía circular supone una enorme oportunidad de negocio para el tejido empresarial. ¿Qué papel considera que debe jugar la acreditación como herramienta en el cambio de la economía española?
Desde nuestro punto de vista, el modelo de economía circular está compuesto de un gran número de “pequeños círculos” asociados a flujos de distintos materiales, productos y servicios. La complejidad del proceso de transición hacia una economía circular es, por tanto, enorme. Ahora bien, ¿cómo reconocer que cada uno de estos ciclos funciona adecuadamente, de manera eficiente, asegurando la trazabilidad de los materiales y subproductos, satisfaciendo, en definitiva, las expectativas que tenemos puestas en este nuevo modelo?
Es en este marco donde cobra especial relevancia la existencia de entidades garantes de estos procesos, que generen la confianza suficiente para atraer las inversiones y orientar a los usuarios y consumidores en su toma de decisiones. Si hablamos de “confianza” y “garantía”, no se me ocurre mejor solución que apoyar estos mecanismos de conformidad con un esquema que acredite que las entidades involucradas cumplen con sus funciones de la manera más adecuada.
También la Administración Pública tiene un papel esencial para la consecución de la transición hacia una economía circular. ¿Cómo se podría promover la economía circular a través de la compra y contratación pública verde? ¿Qué valor cree que pueden aportar tanto ENAC como las entidades acreditadas para ayudar a la Administración y licitadores públicos a alcanzar estos objetivos?
Desde nuestro Grupo destacamos, siempre que tenemos oportunidad, que las administraciones públicas deben cumplir un papel ejemplarizante en el cambio hacia un modelo económico más sostenible. La compra pública es el instrumento más potente para acelerar este proceso de transición, ya que el sector público es el principal cliente de un amplio conjunto de industrias y empresas de servicios.
Dado que los procesos de compra pública deben garantizar la transparencia y libre concurrencia, mi expectativa es que tanto ENAC como las entidades acreditadas sean capaces de generar un esquema inteligente y eficiente que provea las suficientes garantías para que las mesas de contratación pública puedan tomar las decisiones adecuadas. Hay que tener en cuenta la complejidad técnica de la economía circular, y la diversidad de los pequeños “círculos” asociados a los innumerables productos y servicios que compran las administraciones públicas casi a diario.
“Mi expectativa es que tanto ENAC como las entidades acreditadas sean capaces de generar un esquema inteligente y eficiente que provea las suficientes garantías para que las mesas de contratación pública puedan tomar las decisiones adecuadas”
Las acciones encaminadas a la reducción de emisiones requieren que los informes de medición, las verificaciones o las declaraciones sean fiables. En este contexto, ¿qué mecanismos considera más adecuados para aportar la necesaria confianza en la actividad que realizan?
Como usuario de la certificación, en un sentido amplio del término, tengo muy claro que cuando los asuntos que deben evaluarse son relevantes para la empresa, o para el interés general, el mecanismo que hoy por hoy da confianza y seguridad al usuario o al público es la acreditación de las entidades certificadoras por parte de un organismo vinculado a la Administración del Estado, como ENAC. Evidentemente, los criterios para la acreditación de verificadores y certificadores deben redactarse con inteligencia, ser técnicamente solventes, realistas, así como transparentes y accesibles al público. Si se cumplen estos requisitos, tanto el mercado como el público en general pueden estar razonablemente tranquilos con la fiabilidad y la calidad de los procesos de conformidad por tercera parte.
La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas cuentan en España con una Alta Comisionada, encargada de coordinar su implementación en nuestro país. El GECV se reunía recientemente con ella para hacerle llegar sus propuestas de colaboración a la hora de impulsar estos objetivos. ¿Cuál es, en su opinión, el papel que tienen que desempeñar las empresas en este cometido, y cómo puede contribuir la certificación acreditada a ello?
De forma muy resumida, nos pusimos a disposición de la Alta Comisionada para contribuir desde el Grupo tanto a la difusión de los ODS, como de sus implicaciones en las empresas. En este sentido, y, como representantes del sector empresarial más proactivo de nuestro país, también le transmitimos que desde nuestro punto de vista la agenda de los ODS es una fuente de innumerables oportunidades para las empresas españolas, dentro y fuera de nuestras fronteras.
En este proceso, el sector empresarial necesitará proporcionar garantías a sus clientes y usuarios, a la ciudadanía en general, pero también a las administraciones públicas, de que los nuevos modelos de negocio realmente contribuyen a avanzar en la agenda de los ODS. Aquí es donde la certificación y verificación acreditadas pueden otorgar certidumbre, seguridad y confianza a los distintos grupos de interés involucrados.
La agenda de desarrollo sostenible pretende un mundo mejor, más próspero y sostenible; una institución como ENAC tiene cosas que decir y hacer en relación con este inmenso reto, y yo estoy convencido de que jugará un papel importante.
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